Los ascensores espaciales han tenido en los últimos años una concepción por parte de distintos ingenieros, pero no se han llevado a cabo. Es posible que uno de los motivos sea porque los materiales empleados no son los adecuados. En este artículo hablaremos sobre este aspecto y la manera en que se debería propulsar la cabina, en caso de que se creasen ascensores en el espacio.
Los materiales deberían ser ligeros a la par que resistentes
El gran problema de los ascensores espaciales es que no es completa. La idea a través de los ingenieros sabemos que es posible, pero depende de los materiales que utilicemos para concebir la creación. En este caso, deberían ser ligeros y resistentes a la tracción como para construir un ascensor de tal calibre.
Las estimaciones hablan de que sumando el cable del satélite geoestacionario hasta la superficie terrestre y el que mantiene unido al contrapeso, hablaríamos de alrededor de 100.000 o 140.000 km.
Dejando atrás el reto de construir una estructura de tal calibre, que no es nada trivial, el material de las investigaciones del ingeniero Yuri Artsutanov, que concebía que sí que era posible crear un ascensor en el espacio, podría ser más difícil encontrar de lo que en un primer momento pensábamos.
En el caso del acero, se partiría bajo su propio peso y aunque existen alternativas modernas como compuestos con kevlar y nanotubos de carbono que son muy ligeros comparados con su gran resistencia, aún nos estamos completamente seguros de si serán suficientes o bien, cederían ante algún imprevisto que no hayamos pensado todavía.
A día de hoy, podríamos confirmar que los cables de los ascensores espaciales de las series y de las películas son de unobtainium, un material comodín que la ciencia ficción ha inventado para justificar sus sueños más fantasiosos.
Respecto a cómo pero pulsar la cabina, también es un problema abierto y de hecho el MIT organiza regularmente competiciones para que diversos grupos de investigación estudien propuestas que resuelvan este aspecto. Se ha comunicado que es posible emplear láseres en el caso de que triunfe el cable de nanotubos de carbono, pero todo es especulativo a día de hoy.
De hecho, a esto se suma el enemigo que empujó algunos ingenieros a coquetear con los ascensores espaciales. Es decir, de qué manera se alimenta energéticamente a una estructura tan grande. La idea es tener ascensores de este calibre para abaratar los viajes espaciales reduciendo el combustible, pero lo que no se sabe es cómo se puede asegurar que la energía de la cabina que deba descender y ascender 35.786 km sea suficiente.
Los problemas se multiplican porque tampoco sabemos si se pueden utilizar láseres disparados desde La Tierra o hay que electrificar toda la estructura. En su momento se quisieron construir los primeros cohetes capaces de llevarnos a la luna y también surgieron problemas de este tipo.
Es posible que los ascensores espaciales estén condenados a quedarse únicamente en nuestra imaginación o en las películas y series, pero lo cierto es que aún es pronto para saberlo y pese a todas las dificultades que aparentemente son insalvables en cuanto a materiales, aún hay algunos motivos para albergar la esperanza de que puedan existir desde un escepticismo saludable.
Mientras tanto, tenemos la posibilidad de consolarnos imaginándonos a los planetas, que es posible que ya estén elevando cuerdas de carbono en la oscuridad del espacio para viajar entre ellos.